Aplicar medidas para la reducción de las emisiones en los edificios a lo largo de todo su ciclo de vida, es un paso especial para transformar las ciudades y conseguir que sean más eficientes y sostenibles.
Según los datos de la Comisión Europea, los edificios son responsables del 40% del consumo de energía y del 36 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europa. Una huella de carbono con un volumen muy relevante que se genera a lo largo de todas sus etapas – construcción, uso y demolición - y que proviene de diversas fuentes energéticas.
En especial, destaca el gran impacto ambiental que tienen los materiales empleados en las obras de edificación, ya que, por ejemplo, generar una tonelada de cemento emite a la atmósfera una tonelada de CO2. Pero además, las viviendas originan una gran cantidad emisiones directas provenientes de sus sistemas de calefacción - calderas de gas o gasóleo –, así como emisiones indirectas relacionadas con la producción de electricidad necesaria para el consumo de sus habitantes.
Para poder abordar todos estos desafíos energéticos, la rehabilitación urbana ha ido poco a poco ganando relevancia en las estrategias de descarbonización a nivel europeo y nacional, con el objetivo de contribuir a la construcción de ciudades más eficientes y habitables en el contexto del cambio climático.
Nueva normativa europea para descarbonizar el sector
La Unión Europea está trabajando en una propuesta relativa a la eficiencia energética de los edificios, con el objetivo de reducir al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de energía en el sector de la construcción de aquí a 2030 y alcanzar la neutralidad climática a partir de 2050.
Entre las principales medidas que deberán adoptar todos los estados miembros se encuentran:
- Reducir el consumo medio de energía primaria al menos un 16% para 2030 y entre un 20% y un 22% para 2035 en edificios residenciales.
- Todos los edificios de nueva construcción deberán ser climáticamente neutros a partir de 2030.
- Eliminar progresivamente las calderas de combustibles fósiles y eliminarlas por completo para 2040.
- En el caso de los edificios no residenciales, la renovación del 16% de los edificios menos eficientes de aquí a 2030 y del 26% hasta 2033.
- Todo ello sin dejar atrás a los hogares más vulnerables y teniendo presente la lucha contra la pobreza energética a la hora de incentivar y respaldar estas renovaciones en los clientes con menos recursos en todo el entorno comunitario.
Cómo avanza la rehabilitación urbana en España
En el caso concreto de nuestro país, nos encontramos con que uno de los principales problemas es la antigüedad de gran parte del parque de viviendas nacional, puesto que muchos de estos edificios se construyeron antes de que entraran en vigor las primeras normativas que establecían criterios mínimos de eficiencia energética o de aislamiento térmico.
Según los datos, el 55 % del parque edificado en España es anterior al año 1980 y alrededor el 21% tiene más de 50 años.
Para revertir esta situación e ir avanzando con paso firme en el camino hacia la descarbonización urbana, el Gobierno ha implementado diferentes medidas encaminadas a la reducción de emisiones. Entre ellos, merece la pena destacar el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado con el apoyo de los fondos Next Generation UE, y que destina una parte importante de su dotación económica a las actuaciones de rehabilitación en los edificios residenciales y viviendas unifamiliares. Entre las principales propuestas que se recogen en este plan y que se canalizan a través de las Comunidades Autónomas, destacan las siguientes: