¿Qué son los mercados de carbono?
Los mercados de carbono forman parte de las acciones para frenar el cambio climático. Permiten limitar y controlar la cantidad de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten a la atmósfera.
¿Cómo funcionan?
Los mercados de carbono se basan en la venta o adquisición de los denominados bonos de carbono o certificados de reducción de emisión de gases efecto invernadero (GEI). Estos bonos capacitan a su titular para emitir una determinada cantidad de CO2 y GEI con carácter anual, por lo general equivale a una tonelada de CO2. Una empresa emisora de gases efecto invernadero que tiene un número determinado de bonos, tiene derecho a emitir una cantidad determinada de GEI en un año. Al final del año, si esta misma empresa invierte en eficiencia energética o en tecnologías no emisoras, puede encontrarse que no necesita consumir todos sus bonos. Por el contrario, otra empresa puede encontrarse con que va a superar la cantidad de emisiones de GEI que se le había atribuido inicialmente.
Como respuesta a estas situaciones, el mercado de carbono permite la compra y la venta de bonos. A la empresa que ha invertido en tecnologías no emisoras, los ingresos le permiten amortizar su inversión. La empresa que necesite comprar bonos y no invierta en la renovación de sus equipos, verá cómo se encarece su proceso productivo debido al coste que representa la compra de bonos que le permitan emitir los gases efecto invernadero que no ha mitigado o controlado en sus procesos.
Los mercados de carbono son la herramienta que permite el comercio e intercambio de derechos de emisión y permiten limitar y controlar la cantidad de CO2 y otros GEI que se emiten anualmente a la atmósfera.
Suponen, además, un incentivo a la inversión en tecnologías con bajas emisiones de CO2 o de otros gases de efecto invernadero. Estos mercados pueden ser nacionales o internacionales y el europeo es uno de los más desarrollados.
"Los mercados de carbono forman parte de las acciones para frenar el cambio climático. Permiten limitar y controlar la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten a la atmósfera."
¿Qué es el sistema europeo de comercio de derechos de emisión?
En 2001 la Comisión Europea, en el marco del Programa Europeo de Cambio Climático, publicó un informe con diferentes propuestas para reducir las emisiones de gases efecto invernadero, entre ellas, la creación de un Régimen de comercio de derechos de emisión (RCDE UE o EU ETS en inglés) que contribuyera a cumplir los compromisos de la Comunidad Europea tras la aprobación del Protocolo de Kioto. Este régimen comenzó a funcionar en enero de 2005.
El sistema europeo de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero es uno de los instrumentos normativos clave de la Unión Europea (UE) para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero en instalaciones industriales con fuentes de emisión fijas. Junto con la normativa de esfuerzo compartido, que regula las emisiones de los llamados sectores difusos, son los pilares para el cumplimiento de los compromisos climáticos internacionales de la Unión Europea (UE), primero el Protocolo de Kioto y posteriormente el Acuerdo de Paris.
En julio de 2021, la Comisión Europea adoptó una serie de propuestas legislativas englobadas en el Paquete “Fit for 55” para alinear la legislación a la hoja de ruta hacia la neutralidad climática en la UE para 2050, incluido el objetivo intermedio de una reducción neta de al menos un 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030.
Se propone revisar la legislación climática de la Unión Europea, incluido el Régimen de comercio de derechos de emisión (RCDE UE o EU ETS en inglés), el Reglamento de reparto del esfuerzo, la legislación sobre transporte y uso del suelo, estableciendo las formas en que la Comisión Europea tiene la intención de alcanzar los objetivos climáticos en el marco del Pacto Verde Europeo (European Green Deal).
El volumen total de gases de efecto invernadero que pueden emitir las centrales eléctricas, las fábricas industriales y el sector de la aviación, cubiertos por el Régimen de comercio de derechos de emisión de la UE está limitado por un número de derechos de emisión. Dentro del límite, las empresas reciben o compran derechos de emisión, que pueden negociar según sea necesario. El tope disminuye cada año, asegurando que las emisiones totales se reduzcan.
Cada derecho otorga a su titular el derecho a emitir:
- Una tonelada de dióxido de carbono (CO2), o
- La cantidad equivalente de otros gases de efecto invernadero (como por ejemplo el metano CH4), óxido nitroso (N2O) y perfluorocarbonos (PFC).
¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono nace como una medida para cuantificar y generar un indicador del impacto que tiene una actividad o proceso sobre el cambio climático. Sirve como herramienta de gestión, para conocer el impacto ambiental de las conductas o acciones de personas, organizaciones, productos, eventos… que están contribuyendo a aumentar nuestras emisiones, cómo podemos reducirlas o compensarlas y realizar un uso más eficiente de los recursos.
Cada vez son más las instituciones o empresas que se han fijado objetivos de reducción de su huella de carbono para alcanzar la neutralidad en emisiones de gases efecto invernadero.
Compensación de emisiones
Muchas, además, también están impulsando proyectos de compensación. La compensación es la acción de neutralizar la cantidad de emisiones de CO2 que emite una persona, empresa u organización cuando se desarrolla una actividad, invirtiendo económicamente en un proyecto para la mejora del medio ambiente y el entorno social en el que se desarrolla.
¿Qué está haciendo la industria para compensar sus emisiones?
Una vez calculadas las emisiones de CO2 generadas en empresas debido a su actividad habitual e implementadas las medidas de ahorro y eficiencia energética, hay ocasiones en las que algunos procesos son irremplazables y generan emisiones que no se pueden reducir o evitar. Es en estas situaciones, cuando hay que actuar con responsabilidad ambiental y compensar, voluntariamente, parte o la totalidad de las emisiones generadas.
Los proyectos de plantación de árboles o reforestación de zonas degradas o incendiadas son algunos de los proyectos más habituales para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero.