El objetivo de las empresas que hacen de la economía circular su bandera es: luchar contra el calentamiento global y el cambio climático, reducir la dependencia de las materias primas a favor de los productos reutilizados y producir la menor cantidad posible de desechos. 

El nuevo modelo de la economía circular viene a revolucionar la forma en la que diseñamos, producimos y consumimos. Se basa en tres principios fundamentales, que son eliminar residuos y contaminación, mantener productos y materiales en uso, y regenerar sistemas naturales. 

La Directiva 2024/1760 de 13 de junio de 2024 (CSDDD) versa sobre diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad y establece requisitos para garantizar que los bienes ofrecidos en la UE no se produzcan vulnerando criterios básicos de protección de las personas y el medio ambiente. Ello tiene implicaciones en la cadena de suministro de las empresas, que han de garantizar un mínimo nivel de protección de todos los implicados. De esta forma, la CSDDD busca proteger los derechos humanos y los aspectos medioambientales en la gobernanza empresarial. El objetivo de la Directiva es fortalecer la responsabilidad de las empresas en materia de sostenibilidad, reforzando el papel que pueden desempeñar en la protección del medio ambiente y los derechos humanos.

Aunque la Directiva busca vigilar y proteger el medio ambiente y los derechos humanos de las poblaciones implicadas en la cadena de suministro de las empresas, su aplicación no está exenta de desafíos que pueden comprometer la competitividad de las empresas. Es por ello que se ha establecido un calendario progresivo de aplicación, y que es preciso reflexionar y optimizar su aplicación.

La Cátedra Fundación Repsol de Transición Energética en Comillas-ICAI organiza este webinar para contribuir al análisis y reflexión sobre lo que supone la aplicación de la CSDDD y comprender los retos y oportunidades que de ella se derivan.

La energía eólica marina constituye un vector estratégico para la transición energética en Europa. El viento en alta mar es un recurso natural, renovable e inagotable, mayor y más constante que en tierra, que permite obtener un gran aprovechamiento energético. 

Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), en 2030, la potencia instalada de eólica marina en el mundo puede alcanzar los 350 GW, de los cuales la Unión Europea aspira a instalar 110 GW. Portugal, por sus características, tiene condiciones favorables para desarrollar proyectos de eólica flotante y unas capacidades industriales y de innovación significativas, que lo posicionan como uno de los países líderes en fabricación, exportación y desarrollo tecnológico.