¿Sabías que moverse en coche es una práctica cada vez más sostenible? Una de las alternativas para reducir la huella de carbono de la movilidad son los vehículos eléctricos que, si se alimentan con una fuente energética renovable, son cero emisiones netas de carbono.
El futuro de la conducción está altamente ligado a la electromovilidad, de ahí que las personas se animen cada vez más a renovar sus hábitos de desplazamiento y la tendencia sea apostar por la electrificación. Pero para que estos cambios puedan llegar a todos los usuarios y suponer una auténtica revolución automovilística a corto plazo, existen ciertos aspectos técnicos, tecnológicos y administrativos que deben evolucionar y en los que es necesario hacer hincapié.
Qué tipos de coches eléctricos hay disponibles
Uno de los puntos más importantes en torno a la movilidad eléctrica, es que no existe una única vía para disfrutar de todos sus beneficios.
En el mercado se pueden encontrar diferentes tipos de tecnologías de electrificación para los automóviles, cada una de ellas con sus propias características y propiedades, que se adaptan sin problemas a las necesidades de cada conductor.
En primer lugar, están los vehículos eléctricos de batería (BEV) o eléctricos puros, que funcionan al 100% con electricidad almacenada en una batería que hay que recargar con frecuencia. Pero también podemos encontrar vehículos de pila de hidrógeno (FCEV), que generan electricidad por medio de electrólisis, o los vehículos eléctricos de autonomía extendida (EVER), en los que se añade un motor térmico adicional.
Los coches híbridos son también protagonistas en esta forma de movilidad, siendo una alternativa realmente útil para facilitar la transición entre este nuevo modelo y el antiguo. Aquí estarían el vehículo híbrido enchufable (PHEV) con un motor eléctrico y otro de combustión, el vehículo híbrido (HEV), donde el motor eléctrico asiste al de combustión, y los coches microhíbridos (MHEV) con una hibridación suave y un motor térmico.
Ventajas de los coches eléctricos
Gracias a la innovación tecnológica y a los múltiples avances que se van implementando cada año, los vehículos que funcionan por medio de electricidad son cada vez más prácticos, cómodos y rentables. Sin olvidarnos de los importantes beneficios que pueden aportar a nivel medioambiental y en la lucha contra el cambio climático.
Abordar cuestiones como el aumento de la autonomía en las baterías, la instalación de más puntos de recarga o la utilización de fuentes renovables para la generación eléctrica, es crucial para seguir avanzando en los objetivos de una movilidad sostenible.
Implantación en España
Según los datos recogidos por la ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones) en su último Informe anual, en 2021 se alcanzaron las 311.186 matriculaciones de este tipo de vehículos, un 30% más respecto a las recogidas en 2020.
La electrificación va tomando presencia en el parque automovilístico español, pero, aun así, sigue por debajo de los objetivos marcados en el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030). En este texto se propusieron una serie de objetivos a alcanzar hasta el año 2030, tanto en relación al número de turismos como al volumen de puntos de recarga. Pero, tal y como podemos ver en los últimos datos recogidos en el Barómetro de la electromovilidad en el 3er trimestre 2022 de ANFAC, las cifras en 2022 se quedan lejos de los objetivos deseables y la previsión a futuro parece ser más lenta de lo esperado, teniendo en cuenta el actual ritmo de implementación.
Retos a los que se enfrenta la movilidad eléctrica
Conseguir mejorar la velocidad de expansión de los vehículos eléctricos es esencial para garantizar la transición energética y alcanzar los objetivos de descarbonización marcados. Es por eso que para fomentar con éxito el cambio de modelo y lograr hacer más atractiva la adquisición de vehículos electrificados entre los usuarios, es imprescindible hacer frente primero a una serie de desafíos aparejados a esta forma de movilidad.
Cuestiones relacionadas con las baterías eléctricas, los puntos de recarga, el origen de la electricidad y el precio de estos coches, que pueden ayudar a cambiar las percepciones de la ciudadanía sobre su eficiencia y autonomía.
Baterías eléctricas
Uno de los elementos más importantes de un coche eléctrico es la batería, ya que almacena la energía necesaria para producir el movimiento. El primer reto que nos encontramos con esta pieza es que fabricar una batería no es una tarea sencilla, sobre todo, porque requiere de la utilización de materiales como el grafito, el níquel y el cobalto, cuyo suministro es escaso en la actualidad y que son considerados minerales críticos. Esto da lugar a problemas de comercialización asociados a su extracción y a su importación de terceros países, con aumentos de precios y demandas inestables que frenan, en muchas ocasiones, las cadenas de producción.
Acceder a estos materiales no solo puede suponer una complicación para fabricar las baterías, sino que también se añade el dilema de qué hacer con ellos una vez que ésta ha llegado al final de su vida útil. Por ejemplo, el níquel o el litio generan residuos que pueden llegar a ser muy contaminantes si no se tratan adecuadamente con métodos que, además, son abrasivos y generan emisiones. Esto hace que reciclar las baterías no sea un proceso actualmente rentable ni totalmente efectivo, por lo que seguir investigando en este campo para favorecer la economía circular es de gran importancia.
Otro punto a tener en cuenta respecto a las baterías es la mejora de su nivel de autonomía o el tiempo que pueden circular sin tener que cargarse. Actualmente, el ratio es de 200 y 350 kilómetros en los vehículos de gama media, pero hay nuevos modelos que pueden llegar hasta los 600 y 750 km. Aumentar de forma progresiva estas cifras ayudará a reducir el número de recargas que tengan que realizar los usuarios y poder planificar desplazamientos más largos sin necesidad de parar.
Puntos de recarga
Teniendo en cuenta los datos de la ANFAC, los puntos de recarga en 2022 no llegaron a los 20.000, cuando el objetivo comprometido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia era llegar a 45.000. El ritmo de instalación de puntos de recarga es insuficiente para alcanzar los objetivos y es necesario ampliar esta red para hacer más cómodo y accesible el proceso de recarga a los conductores. Sin dejar de lado, por supuesto, la importancia también de realizar un buen mantenimiento de los puntos ya existentes para garantizar que los usuarios puedan hacer uso de ellos sin problemas.
En gran medida, las barreras administrativas en la concesión de licencias y permisos son una causa directa de la lentitud de este despliegue de infraestructura de recarga. No existe una normativa común que unifique los procesos y los criterios necesarios para acceder a una de estas licencias, habiendo permisos que dependen directamente de la DGT (Dirección General de Carreteras) y otros que son gestionados por cada ayuntamiento y comunidad autónoma. Además, los trámites y gestiones con las empresas distribuidoras son un cuello de botella debido a los largos plazos que disponen. Esto hace que los trámites a llevar a cabo no sean fáciles y que se acumulen retrasos, lastrando desde la base todo el proceso.
Además de contar en el territorio nacional con más puntos para vehículos eléctricos, reducir el tiempo de carga de la batería es también un factor a tener muy en cuenta. A día de hoy, el tiempo estándar de espera estaría en torno a las 4 u 8 horas en un entorno doméstico, pero poco a poco se empiezan a implementar nuevas corrientes de carga mucho más rápidas y voltajes más altos, que permiten reducir considerablemente el proceso. Es el caso de los puntos de recarga ultra rápida, todavía poco frecuentes y solo disponibles en coches más modernos, en los que tan solo es necesario invertir de 5 a 10 minutos.
Origen de la electricidad
Para que el impacto medioambiental de la electromovilidad sea lo más positivo posible, no podemos dejar de lado la cuestión de dónde proviene la energía que se va a utilizar para recargar el coche.
De poco sirve aumentar la flota de vehículos eléctricos y reducir las emisiones por esta vía, si se utilizan métodos que no son sostenibles para producir toda esta electricidad y se siguen aumentando los niveles de CO2 de la atmósfera.
Es por eso que tenemos que garantizar que esta electricidad se genere siempre por medio de fuentes de energía renovables, como la solar, la eólica o la geotérmica. En España las energías verdes han pasado de generar el 29% de la electricidad en 2012 al 42% en 2022, según los datos de Red eléctrica de España. Seguir aumentando este porcentaje es fundamental si queremos que el uso de los coches eléctricos se traduzca en reducción de emisiones de CO2.
El precio de los vehículos
Una de las barreras más determinantes que se encuentran los usuarios a la hora de acceder a este tipo de movilidad y tomar una decisión de compra, es su precio. Adquirir un vehículo eléctrico, por lo general, suele tener un precio más elevado que un coche de combustión tradicional, por lo que es habitual que haya quién se lo piense dos veces antes de hacer una inversión que puede ser tan relevante para el bolsillo.
Para revertir esta situación y favorecer todavía más la expansión de la electromovilidad en nuestro país, se han puesto en marcha diferentes ayudas y subvenciones públicas encaminadas a ayudar económicamente a los usuarios. Es el caso del Programa MOVES III, con incentivos tanto para la compra de los automóviles como para la instalación de puntos de recarga. Existen también incentivos fiscales en forma de bonificaciones o deducciones, que pueden venir realmente bien a los ciudadanos y que hay que seguir fomentando.
A día de hoy, son muchos los retos que la movilidad eléctrica tiene todavía por delante para cautivar a los usuarios y suponer un verdadero punto de inflexión para la descarbonización del transporte por carretera. Para profundizar todavía más en todas cuestiones, la Cátedra de Transición Energética de Fundación Repsol, la Universidad Politécnica de Madrid y Asepa han organizado un webinar sobre la evolución de la implantación del vehículo eléctrico en España con el poder entender mejor cuál es la situación en la que nos encontramos con respecto a la electrificación de la flota y cuáles son los objetivos a alcanzar.