La movilidad eléctrica: un desafío para la infraestructura y el mercado
Retos a los que se enfrenta la movilidad eléctrica
Conseguir mejorar la velocidad de expansión de los vehículos eléctricos es esencial para garantizar la transición energética y alcanzar los objetivos de descarbonización marcados. Es por eso que para fomentar con éxito el cambio de modelo y lograr hacer más atractiva la adquisición de vehículos electrificados entre los usuarios, es imprescindible hacer frente primero a una serie de desafíos aparejados a esta forma de movilidad.
Cuestiones relacionadas con las baterías eléctricas, los puntos de recarga, el origen de la electricidad y el precio de estos coches, que pueden ayudar a cambiar las percepciones de la ciudadanía sobre su eficiencia y autonomía.
Baterías eléctricas
Uno de los elementos más importantes de un coche eléctrico es la batería, ya que almacena la energía necesaria para producir el movimiento. El primer reto que nos encontramos con esta pieza es que fabricar una batería no es una tarea sencilla, sobre todo, porque requiere de la utilización de materiales como el grafito, el níquel y el cobalto, cuyo suministro es escaso en la actualidad y que son considerados minerales críticos. Esto da lugar a problemas de comercialización asociados a su extracción y a su importación de terceros países, con aumentos de precios y demandas inestables que frenan, en muchas ocasiones, las cadenas de producción.
Acceder a estos materiales no solo puede suponer una complicación para fabricar las baterías, sino que también se añade el dilema de qué hacer con ellos una vez que ésta ha llegado al final de su vida útil. Por ejemplo, el níquel o el litio generan residuos que pueden llegar a ser muy contaminantes si no se tratan adecuadamente con métodos que, además, son abrasivos y generan emisiones. Esto hace que reciclar las baterías no sea un proceso actualmente rentable ni totalmente efectivo, por lo que seguir investigando en este campo para favorecer la economía circular es de gran importancia.
Otro punto a tener en cuenta respecto a las baterías es la mejora de su nivel de autonomía o el tiempo que pueden circular sin tener que cargarse. Actualmente, el ratio es de 200 y 350 kilómetros en los vehículos de gama media, pero hay nuevos modelos que pueden llegar hasta los 600 y 750 km. Aumentar de forma progresiva estas cifras ayudará a reducir el número de recargas que tengan que realizar los usuarios y poder planificar desplazamientos más largos sin necesidad de parar.
Puntos de recarga
Teniendo en cuenta los datos de la ANFAC, los puntos de recarga en 2022 no llegaron a los 20.000, cuando el objetivo comprometido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia era llegar a 45.000. El ritmo de instalación de puntos de recarga es insuficiente para alcanzar los objetivos y es necesario ampliar esta red para hacer más cómodo y accesible el proceso de recarga a los conductores. Sin dejar de lado, por supuesto, la importancia también de realizar un buen mantenimiento de los puntos ya existentes para garantizar que los usuarios puedan hacer uso de ellos sin problemas.