La eficiencia energética y el ahorro pretenden la reducción del consumo de energía. No obstante, las estrategias para alcanzar este objetivo son distintas.
¿Qué es la eficiencia energética? Diferencias entre eficiencia energética, consumo y ahorro energético
La eficiencia y el ahorro energéticos persiguen un objetivo común: la reducción del consumo de energía. No obstante, las estrategias para alcanzar este objetivo son distintas.
La eficiencia energética busca mantener un bajo consumo de energía durante el desarrollo de las actividades, mediante la adopción de determinadas medidas y sistemas, sin perder prestaciones del servicio. Por su parte, el ahorro energético persigue reducir el consumo a través de nuevos hábitos que pueden afectar al confort y a la producción. Por ejemplo, para reducir el consumo energético en calefacción se puede mejorar la eficiencia energética sustituyendo el sistema de calefacción por otro más eficiente o se pueden implementar mejoras en la envolvente térmica y así se consigue la reducción sin penalizar el confort térmico. En cambio, si se limitan las horas de uso de la calefacción, se consigue un ahorro, pero reduciendo el confort térmico.
¿Por qué es tan importante la eficiencia energética?
La eficiencia energética es una de las formas más fáciles de eliminar el desperdicio de energía y reducir los costes asociados. Concretamente, al utilizar la energía de manera más eficiente, se reduce la demanda, lo que conlleva facturas más bajas para los consumidores, menores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y otros contaminantes, menor necesidad de infraestructura energética y mayor seguridad energética a través de una reducción de las importaciones.
Gracias a sus propias características y los múltiples beneficios que ofrece, la eficiencia energética se considera “la primera estrategia” de un sistema energético global sostenible.
¿Existen objetivos de mejora de la eficiencia energética?
En 2007, la Unión Europea fijó como objetivo lograr una mejora de la eficiencia energética del 20% para 2020. Posteriormente en 2018, como parte del paquete de medidas “Energía limpia para todos los europeos”, se estableció un nuevo objetivo más ambicioso, consistente en una mejora de la eficiencia energética de al menos un 32,5% para 2030. El compromiso de la Unión no ha parado de crecer y en julio de 2021 se presentó una propuesta revisada de la Directiva relativa a la eficiencia energética, con la que se busca alcanzar un objetivo más alto para reducir el consumo de energía primaria (39%) y final (36%) para 2030.
En 2020, España superó ampliamente el objetivo comunitario del 20%, con un 35,4% de mejora de la eficiencia energética. De cara a 2030, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) establece como objetivo una mejora de la eficiencia energética del país en un 39,6%.
Eficiencia energética: principales retos
La consecución de los objetivos de eficiencia energética se encuentra con diferentes barreras, que la dificultan. Los altos costes de inversión iniciales, las dificultades para acceder a financiación, la información asimétrica, así como la incertidumbre sobre los costes futuros de la energía y la regulación pueden limitan la expansión de las mejoras de eficiencia energética.
Para mitigar estas barreras, las administraciones europeas y españolas han desarrollado una amplia gama de medidas para estimular a las empresas y hogares a invertir en tecnologías de ahorro energético. Desde instrumentos basados en el mercado (subsidios, impuestos ambientales o créditos fiscales), pasando por medidas de mandato y control (regulaciones que establecen límites y estándares) hasta propuestas para mejorar la información y la sensibilización. En todo caso, es importante mencionar que la mayoría de las políticas y medidas de eficiencia energética no se utilizan de forma aislada, sino que a menudo forman parte de paquetes de políticas más amplios.
El rol de la eficiencia energética para luchar contra la pobreza energética
La pobreza energética es la situación en la que un hogar no puede permitirse una cantidad de energía suficiente para cubrir sus necesidades, o tiene que destinar una proporción demasiado alta de los ingresos para asumir el coste de la energía.
Las mejoras de eficiencia energética son una solución efectiva para mitigar esta problemática a medio y largo plazo, ya que reducen el gasto en energía sin perjudicar los estándares de confort y calidad de vida.
Sin embargo, las obras de renovación a menudo son costosas y menos accesibles a los hogares vulnerables. Por eso, a partir de 2020, el Gobierno de España introduce por primera vez un apoyo especial a colectivos vulnerables y afectados por la pobreza energética en su Programa de Rehabilitación Energética de Edificios.