Una alternativa para la descarbonización del transporte es la utilización de este tipo de carburantes elaborados a partir de agua y CO2 que pueden usarse en cualquier tipo de vehículo y que suponen un avance significativo hacia la transición energética.
Renovar nuestros hábitos de consumo en materia de movilidad es más que nunca una necesidad a la hora de encontrar soluciones eficaces y duraderas contra los efectos del cambio climático. En especial, en sectores como el del transporte – ya sea terrestre, marítimo o aéreo – que por sus características, son muy dependientes de los carburantes tradicionales y tienen un nivel de emisiones de carbono a la atmósfera muy elevado.
Dentro de las alternativas que existen para afrontar el reto de avanzar hacia la descarbonización del sector, una de las opciones más interesantes son los llamados combustibles renovables. Una generación de carburantes que no derivan del petróleo y que, mediante los últimos avances tecnológicos en sus procesos de producción, permiten reducir de manera eficaz la huella de carbono en este tipo de actividades.
Los combustibles sintéticos o e-fuels, junto con los biocombustibles y el hidrógeno renovable, son los principales ejemplos de esta clase de soluciones sostenibles para la movilidad, y que son ya una realidad.
Qué son los combustibles sintéticos renovables
Son un tipo de carburantes muy parecidos a los que utilizamos en la actualidad y cuya ventaja principal es que para fabricarlos no es necesario depender del petróleo, ya que se elaboran por medio de dos materias primas básicas y reutilizables: agua y CO2.
Esto los convierte en combustibles cero emisiones netas o de huella cero, lo que quiere decir que la cantidad de CO2 que se libera a la atmósfera durante su combustión en los motores de los vehículos se compensa con la cantidad de CO2 que se captura previamente para su elaboración. De esta forma, se crea un ciclo de reutilización de estas partículas que permite que el volumen de sus emisiones no aumente.
Además, pueden utilizarse en cualquier medio de transporte, tanto en automóviles como en motocicletas, camiones, barcos o aviones, sin necesidad de hacer cambios de infraestructura ni realizar ningún otro ajuste a los motores actuales de los vehículos. Es por eso que son una alternativa perfecta para conseguir reducir las emisiones en movilidad de una forma práctica y eficaz.
¿Para qué sirven?
Cómo se producen estos combustibles
El proceso de producción de combustibles sintéticos es bastante sencillo y consta de tres pasos. El primero de ellos se llama electrólisis y consiste en separar del agua las partículas de oxígeno e hidrógeno. Esto se consigue aplicando sobre el agua electricidad renovable, proveniente normalmente de fuentes eólicas o fotovoltaicas para que el proceso sea lo más sostenible posible. Una vez que hemos separado las partículas, se devuelve el oxígeno a la atmósfera y se reserva el hidrógeno – ahora llamado hidrógeno renovable después de haber sido tratado – para el siguiente paso del proceso.
Lo siguiente que se hace es capturar CO2 del aire por medio de dispositivos muy avanzados a nivel tecnológico, bien sea directamente de la atmósfera o en refinerías donde se produce de manera habitual un excedente de esta partícula. A continuación, ese dióxido de carbono capturado y el hidrógeno renovable que se ha obtenido en el primer paso, se unen en una planta industrial especializada y mediante su fusión se crearía el combustible sintético que posteriormente vamos a utilizar en los vehículos.
Beneficios medioambientales de los e-fuels
Son muchas las ventajas que convierten a los combustibles renovables en una de las alternativas más realistas a corto y medio largo plazo para luchar contra el cambio climático desde el sector de movilidad.
El papel de los carburantes sintéticos en la transición energética
Debido a todas estas características y ventajas, los e-fuels o combustibles sintéticos pueden suponer un importante avance en la descarbonización de la movilidad en las próximas décadas y que sea un objetivo muchísimo más factible de llevar a cabo. Precisamente, uno de los principales puntos a favor de estos carburantes es su capacidad de adaptación y flexibilidad, que permiten que se puedan empezar a implantar desde el primer momento a gran escala.
A diferencia de otras alternativas energéticas sostenibles que necesitan algo más de tiempo de implementación para llegar a todos los usuarios -transformación de las infraestructuras de suministro y distribución, sus precios más elevados, la dificultad de acceso para las familias o los problemas en la adquisición de materiales-, los combustibles renovables sintéticos son una solución accesible y sostenible, al utilizar los mismos motores de combustión que los vehículos actuales y fabricarse con materias primas renovables.
Previsión a futuro del uso de estos combustibles
Aunque son muchos los beneficios que supone apostar por este tipo de carburantes sintéticos, los objetivos acordados a nivel europeo en materia de transición energética parecen estar inclinando la balanza hacia otras soluciones como la electrificación de la movilidad. Prueba de ello es la medida aprobada el pasado 28 de junio por la Unión Europea de prohibir la venta de vehículos con motor de combustión a partir de 2035, aunque dejando abierta la posibilidad de que se puedan matricular motores de combustión que utilicen para su funcionamiento combustibles renovables, como los sintéticos de cero emisiones. Una normativa que ha generado bastante controversia en el sector y que, unida a la prohibición de la circulación de los vehículos que contaminen a partir del 1 de enero de 2050, hace que el futuro de los combustibles sintéticos se presente como incierto debido a este tipo de regulaciones.
Son muchas las voces que hablan de neutralidad tecnológica y de que la Unión Europea apueste por igual por todas las tecnologías que contribuyen a la neutralidad climática, no favoreciendo unas sobre otras. Es el caso de Juan Antonio Carrillo, presidente de la AOP (Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos) y director ejecutivo de Refino en Repsol, que comenta en el diario Expansión, que “se debe permitir a todos los sectores caminar con paso firme en esta transición y no excluir ninguna solución que pueda contribuir a la consecución del objetivo final.” Al fin y al cabo, remar todos hacia la misma dirección y jugar todas las cartas que se tienen disponibles.
A pesar de las polémicas más recientes respecto a este tema, lo que está claro es que apostar por la transición energética y la descarbonización del transporte tiene que ser una prioridad a todos los niveles en la Unión Europea. Los combustibles renovables sintéticos pueden jugar un papel importantísimo en este proceso si se les da la oportunidad de convertirse en una de las alternativas clave para propiciar el cambio hacia un modelo de movilidad mucho más sostenible en el futuro.